30 septiembre 2016

La trupe por Chile y Perú (I)

Capítulo 1: Perú

Pues ahí que al final nos decidimos a hacer la visita a la hermana que vive al otro lado del charco y nos montamos la mamma Teresa, L'Ana y un servidor (y una tortuga de Cabo Verde) en un vuelo de 15 horas camino a Santiago (de Chile) para recoger a la mencionada hermanilla y enganchar un vuelo enseguida a Cuzco vía Lima. Pese a todo, nos dió tiempo a dar un paseo por Santiago, probar el pastel de Choclo y ver el Cerro de Santa Lucía.

 
Pastel de choclo. ¡Ñum! :P


Santiago de Chile desde el Cerro de Santa Lucía

Al llegar a Cuzco y sus 3400m de altura, no hicimos caso de ningún consejo y nos dimos una caminata, comimos filetones y brindamos con vino...así que nada, lo primero, una puna (o mal de altura) de las buenas. Pero se cura pronto con té de coca que te ofrecen por litros en todos lados.

 Gentes de Cuzco


Una de las grandes economías de Cuzco... "Hágase una foto con una llama/vicuña/alpaca"

Puesto de fruta en el mercado...ya nada sabrá igual...

Plaza de Armas de Cuzco. En el Centro del Ombligo del Mundo.

Después de disfrutar de Cuzco, sus vistas, monumentos, llamas y gastronomía por cuatro duros (Soles en su caso), nos alquilamos un taxi que nos acercó hasta Ollantaytambo, aprovechando para ver Chinchero (parada obligada a ver como tejen las lugareñas), las salinas de Maras y las ruinas de Moray (donde se supone que los incas hacía experimentación agrícola a gran escala). Desde Ollanta, donde entramos por los pelos a ver las ruinas, un tren nos acercó a MachuPicchu Pueblo (antiguo Aguas Calientes), del cual salen los buses a MachuPicchu Pueblo (el de verdad). Al llegar, los turistas nos saludaban desde los balcones de los hoteles que dan directamente a las vías del tren. Y es que es lo único que hay en la ciudad. Aprovechado hasta el último centímetro para los turistas.

Enseñándonos a teñir la lana de alpaca

 
Ruinas de Chinchero. A la derecha, en el pueblo, fiesta de "izar lasbanderas"

Salinas de Maras




Moray. Y Morabeza, fiel discipula de DenTom


Ruinas de Ollantaytambo (sí, ya soy capáz de escribirlo sin buscarlo en internet :P

Pero nada nos preparó para el día siguiente. La antigua ciudad Inca es alucinante y ninguna foto que veas antes le puede hacer justicia. Y las vistas desde el WaynaPicchu son más impresionantes aún, después de la larga subida. Aunque hay turistas aquí y allá, quedan difuminados en la larga extensión de la ciudad, que lo domina todo.


Miniréplica del autobus de subida. Los de verdad, más grandes y de turistas hasta arriba

MachuPicchu. Nada más que decir

Templo de las Tres Ventanas...Imaginación de los arqueólogos poniendo nombres...

 
  Foto/Certificado "Yo subí al WaynaPicchu"

Con la boca abierta (por el espectáculo y por la falta de aire), volvimos a tomar tren y taxi hasta Cuzco para intentar recuperar fuerza (y que Mayte siguiera con sus compras) e ir a por el siguiente objetivo: RapaNui (rebautizada sin preguntar mucho a los lugareños como Isla de Pascua).

La trupe por Chile y Perú (II)

Capítulo 2: RapaNui

Después de la gran aventura de la cancelación del vuelo Cuzco-Lima, el viaje a la isla más aislada del planeta transcurrió sin incidentes. Nos recogió en el aeropuerto la amable anfitriona Jackie con sus coronas de flores y, una vez instalados en nuestra cabaña, comenzamos los primeros contactos con los moais... y los platos de atún en todas sus manifestaciones...

RapaNui, no Isla de Pascua 

 Jackie, nuestra anfitriona en animada conversación

Cabaña, coche de alquiler y amistosos vecinos
 
Al día siguiente, y tras sentirnos parte de la comunidad en una misa con cánticos rapanuenses, partimos con nuestro flamante coche de alquiler.  Después de abastecernos en la panadería del primo secreto de Falete, realizamos el recorrido por la cara Sursureste de la isla hasta llegar a la Playa de Anakena y regresar por el centro de la isla. Por el camino, Ahu Hanga Tee y sus moais derribados; pérdida del móvil de Mayte; la cantera de moais en Rano Raraku, donde hay más moais que sumando el total del resto de la isla; recuperación del móvil; Ahu Tongariki, con sus quince moais; los petroglifos de Papa Vaka...y la playa de Anakena, único trozo de costa con arena y lugar de desembarco del mítico Hotu Matu'a, primer Ariki (rey) de la isla. Día aprovechado.

La clásica foto de todas las guias, folletos, anuncios y postales

Decenas y decenas tirados por ahí en distintas fases de fabricación...como en mi taller

15 Moais y una tortuga

Petroglifos. Aquí se aprecian figuras, en otros, mucha imaginación...

Playa de Anakena. Por supuesto, con moais

Importante mantener a los followers informados...


 ...siempre que dejen tiempo para las puestas de sol
  
Un nuevo día, buceo suspendido por la mala mar y una nueva visita a Falete's para comprar los bocatas. Visita a la cueva/boquete en la base del acantilado de Ana Kai Tangata y a Ranu Kao, el volcán más septentrional de la isla, con su laguna y ecosistema casi cerrado. Y con el poblado de Orongo, donde se celebraba la ceremonia del hombre-pájaro (Tangata Maku): Un representante de cada clan tenía que nadar hasta los islotes cercanos y volver con un huevo de gaviota. El flamante atrapahuevos era encerrado en una cabaña y tratado a cuerpo de rey, pero el jefe de su clan era el que gobernaba durante un año. Creo que éste era el pájaro de la historia...


Morabeza no encontró el camino para bajar a la laguna de Ranu Kao

Motu Nui, Orongo y Moto Nui (islote grande), donde estaban las golondrinas. Motu Iti (islote chico) y Motu Kao Kao, con su forma de punta de lanza, completan la vista

Continuamos visitando Puna Pau, cantera de donde se extraían los gorros/pelucas/moños (Pukaos) de los moais. Ahu Akivi nos dió la dosis de moais del día. Ya por la tarde, y tras una buena caminata, Ana Kakenga, o la cueva de las dos ventanas, nos dejó ver un bonito atardecer (porque hacia el otro lado, sin linterna, no se veía ná de ná...)
 
Todos los gorros por los suelos, como en una graduación...

La Cueva de las Dos Ventanas (nuevo ejemplo de creatividad poniendo nombres...)


Er Avi haciendo un contraluz precioso (y agarrandose a la roca fuerte)

Nuevo día. Y esta vez sí, se pudo bucear. Inmensión cortita pero con visibilidad brutal que dejó con ganas de más (y eso que estaba nublado, que con sol debía de verse como fuera del agua...). Disfrutar con el paisaje submarino y saludar al moai (falso) sumergido, porque el autentico no se tiene ni idea de donde se hundió. Por la noche, festival de baile RapaNui (a mí se me rompieron las caderas solo con verlos...)
El señor moai sumergido. Porque no puedes estar sin verlos ni debajo del agua...

"A bailar, a bailar, a bailar..."... bueno, lo equivalente, pero con más "t's" y "k's" y descoyunte de cadera

El último día, ya para "descansar", caminata de casi cuatro horitas por el Tere Vaka, tercer volcán de trío que originaron el triángulo de la isla. Amplios campos ondulados y algunos arbolés y bosques, donde se está intentando recuperar la vegetación de la isla.

 Frodo Bolsón y la Comarca... digooo ... erAvi y Rapa Nui

Y, casi sin darnos cuenta, nos tenemos que ir al siguiente paso de la aventura, Chile (vale, RapaNui también es oficialmente Chile, pero no entremos en política...). Pero no sin antes disfrutar de una tormenta de esas que aparecen, dicen hola y se van (y atrasan vuelos un par de horitas). Antofagasta y el Norte Grande nos aguardan... 

La trupe por Chile y Perú (y III)

 Capítulo 3: Norte Grande: Antofagasta y Atacama

Para no perder la costumbre, paramos en Santiago solo para dormir, porque al día siguiente estabamos de camino a la costa: Reñaca, Viña del Mar y Valparaiso. Playas, acantilados llenos de vida y colina sobre colina plagada de casas de colores. Y la Sebastiana, la casa donde Neruda escribió y disfrutó de la vida. 

 
Viña del Mar y más allá, Valpo

Valparaiso (Valpo)

La Sebastiana

La jornada siguiente, después de aprovechar para comprar cositas de lapislazuli en el patio Bellavista (y un cómic de Condorito para la cole de clásicos de aquí y de allá) volamos hacia Antofagasta. Conocimos "la casa sobre la cuesta" de Mayte y empezamos a entrenar con una chorrillana porque al día siguiente, los amigos de Mayte nos tenían preparada una muestra de los asados para festejar las Fiestas Patrias. Y eso significa comida. Mucha comida. (Y bebida)
Los chorizos para los choripanes (breve muestra del asado, el resto de comida saturaría el blog)

 

Junto a la tortilla, la sangría representó a España

Música...

 
...y baile
El día siguiente lo aprovechamos para pasear por los muelles de Antofagasta, comprar una tarjeta de teléfono chileno y alquilar un coche preparado para lo que le ibamos a exigir. Ya por la tarde, visitamos la Portada de Antofa, el pueblo de Juan López (fantasma en estas fechas de invierno) y el de Mejillones (nada que ver con los de aquí, que en Chile se llaman choro o choritos). Otra ciudad portuaria para las minas y salineras como Antofagasta, pero que se quedó mucho más pequeña. Allí L'Ana y erAvi se cargaron de provisiones para su viaje al desierto de Atacama. Pero antes, cena de sushi chileno. Tan exótico como el própio sushi japones aunque no tenga nada que ver.


La Portada. La entrada de Antofagasta está en el mar


Juan López. Pueblo-balneario. Población en invierno, 3 pescadores, dos perros (y un tiburón)


El grupo se separa unos días en Baquedano, antiguo intercambiador de la red ferroviaria. L'Ana y erAvi se encaminaron hacia el desierto y madre e hija se quedaron en Antofagasta, que ya habían estado por Atacama en un viaje anterior. Antes de llegar al pueblo de San Pedro, paramos en el Valle de la Luna uno de los varios "lugar más inóspito del planeta" que se pueden encontrar viajando. Vimos el atardecer, recogimos a unos ciclistas y nos hicieron esperar una eternidad para cenar en el Lola's (mal consejo de hostelero...grrrr)

El intercambiador de Baquedano. Una pena el abandono... :(

L'Ana, la intrépida exploradora en la supercamioneta
 
Morabeza sobrevivió al Valle de la Luna

En la Cueva de la Sal (Valle de la Luna). La recorrimos al revés porque somos así...
El Anfiteatro, al atardecer

En la primera jornada completa en Atacama, nos fuimos hasta casi la frontera de Argentina. Hasta la laguna Tuyajto y Piedras Rojas. De regreso, los sorprendentes lagos de Miñiques y Miscanti. Todo salpicado de vicuñas, y pájaros. Después del desierto. En lo alto de las montañas... Finalmente, la laguna Chaxa en el salar de Atacama. Flamencos a montones. De los de rosa y patas largas. Con pico y plumas. Tarjeta de la cámara a rebosar. A la vuelta a san Pedtro, asistencia en carretera para ayudar a cambiar una rueda de unos chavales y empacho mortal con una parrillada para dos (Para cinco. Con Obelix. En ayunas)

Vicuñas. Vicuñas por todos lados


Piedras Rojas. Y una laguna prácticamente verde... lástima de daltonismo :P

 
Miscanti. Y volcanes



Flamencos!! Posando como estrellas

Último día. Pilas agotadas, tarjetas llenas, madrugón y subida interminable hasta los geisers del Tatio. Merece la pena. Aunque se te congelen todos los dedos. Amanecer espectacular entre las fumarolas de los geisers y desayuno de galletinas, té y restos de la parrillada de la noche anterior. Ya de vuelta y con tranquilidad, paradas por todos los lugares posibles. Vistas infinitas del desierto rodeado de picos volcánicos, poblados antiguos, petroglifos antiguos (y modernos, ¡qué pena de vándalos! :(  Y el pueblo de Santa Elena, que, aunque la Salitrera que lo originó ya estaba desaparecid... "no estaba muerto, que estaba de parranda... "

"Que...que... bo...bo...nito...y...frrrrrrrrrioooooo"


 

Petroglifos en Hierbas Buenas (uno de los auténticos, no de los gamberros...)

Y se acabó. Regreso a Antofagasta. Despedidas múltiples y largo viaje de regreso. Como siempre, con ganas de volver para seguir viendo cosas. Muchas gracias hermanilla por acogernos y hacernos de anfitriona. ¡Nos vemos!

PD: Hay gente que ha estado haciendo Camino mientras tanto... ¿nada que colgar...? ;)