Pese al sustito que nos dieron las tripas de Ana, finalmente pudimos ir a la Peninsula de Yucatán a bucear. Una semana de inmersiones y ruinas mayas organizada por el Cortijo Submarino, un club de buceo de las Hortichuelas, cerca del Cabo de Gata. Gente muy maja.
Llegamos a Cancún vía Madrid junto a toda la tropa del Cortijera Y para acostumbrarnos pronto al cambio de horario y demás, al día siguiente ya estabamos en píe a las 6:30 de la mañana para nuestro primer buceo. Dos inmersiones en Playa del Carmen. El fondo del mar estuvo muy divertido y bonito, pero no tanto la navegación, donde entre las corrientes, el oleaje y el olor a gasolina del motor, agradecimos el buffet libre del Resort donde volvimos a reponer todo lo que habíamos arrojado por la borda por la mañana.
El segundo día, para recuperar, nos fuimos al cenote de Dos ojos. Estas cuevas inundadas con agua dulce y salada son una gozada. La sensación de ir flotando por en medio de una gruta es inigualable y el agua, tan transparente que parece aire. Por la tarde, ya con ánimos más aventureros, nos fuimos a ver tiburones-toro. !Cómo se mueven los tíos en contra de la corriente!
El tercer día tuvimos de nuevo cenotes por la mañana y por la tarde, visita turística a Tulum. Centro religioso-administrativo establecido en un enclave con la misma mala vista que las ciudades griegas de Chipre...Nuestra guía nos explicó todos los detalles del lugar, así como los misterios místico-político-naturales de la vida, el mundo, el universo y Todo Eso...
El cuarto día nos embarcamos hacia la Isla de Cozumel, para otras dos inmersiones. Demasiada corriente para mi gusto (yo me veía en Málaga), pero, después de la soledad de los cenotes, se agradecía tanta vida... Por la tarde, comida del país para todo el Cortijo Submarino y de vuelta al continente a descansar.
El quinto día repetimos cenotes. La pareja de despistaos se olvidaron el traje de buceo en el club, pero afortunadamente pudieron alquilar otro y disfrutar del Gran Cenote y el Tajma-Ha. Por la tarde, por fin, disfrutamos del todoincluido del hotel, que haciamos menos gasto que DenTom...
Buceando por los cenotes
Finalizadas las inmersiones, el último día fue para las excursiones a las ruinas. Visitamos las de Cobá y Chichén Itzá. Las primeras en bicicleta y las segundas con el guía más desastroso que jamás he conocido... Como Antonio Ozores en maya, vamos...
Y así, deseando tener una semana más para quedarnos allí, nos tuvimos que volver, de nuevo vía Madrid. Con muchas fotos, nuevos amigos y ganas de regresar. Y, aunque sé que me vais a colgar de las orejas, más cansados que cuando fuimos! :P